Salud del anciano
Por el Doctor Eduardo Mariángelo
Los ancianos se han convertido en las últimas décadas en un grupo etario de alto crecimiento demográfico. Se entiende por envejecimiento poblacional el incremento de la proporción de personas mayores, así como el incremento de la edad media de la población. Este envejecimiento no es uniforme en el mundo, ya que tenemos países africanos no desarrollados donde los ancianos ni siquiera alcanzan al 3-6% y países europeos desarrollados donde pueden alcanzar el 15% o más de su población. Este fenómeno depende de factores directos, como disminución de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida y de factores indirectos como el descenso de la natalidad u otros factores como migraciones.
Obviamente esto ha producido un impacto en el área de la Salud puesto que las poblaciones no sólo se vuelven más viejas, sino también son más frágiles y tienen más enfermedades crónicas y mayores discapacidades.
El proceso de envejecimiento se caracteriza por una disminución funcional progresiva, un aumento de la vulnerabilidad y falta de respuesta al estrés. Se estima que este proceso se inicia a los 30 años, con una pérdida funcional del 1% anual. Si bien comienza a disminuir la respuesta funcional de la persona, según los procesos mórbidos que arrastre cada individuo o la ejercitación física que haya realizado, se determinará su capacidad o incapacidad en los últimos años.
Arbitrariamente, se considera que la tercera edad comienza a partir de los 65 años, aunque actualmente este límite está en discusión debido al aumento progresivo de la calidad de vida en las últimas décadas, que produce individuos más aptos frente al medio.
El envejecimiento es un proceso dinámico, progresivo e irreversible en el que intervienen múltiples factores.
En los ancianos normales, cualquier función puede ser influida en forma negativa por hábitos insalubres o enfermedades y en forma positiva por actitudes preventivas o un plan de reentrenamiento.
Algunos procesos que forman parte del envejecimiento normal son los siguientes:
• Alteración de la regulación homeostática, es decir, la capacidad de nuestro organismo de mantenerse en equilibrio, por ejemplo, nuestra temperatura corporal, hidratación, etc.
• Disminución global de la inmunidad.
• Lentificación motora. Deterioro sensorial. Disminución de la vista y audición.
• Disminución en la capacidad de extraer datos de la memoria.
• Desarrollo de marcha senil. Pérdida de la estatura.
• Alteración en la composición corporal. Aumento de la grasa corporal.
• Disminución en la función renal.
• Caída del volumen respiratorio.
• Cambios en la función sexual.
Todos estos cambios fisiológicos deben ser acompañados para minimizarlos, y lograr una adaptación y calidad de vida que permitan permanecer activos y creativos en esta nueva etapa.
La inmovilidad, la incontinencia de orina, la inestabilidad postural y el deterioro intelectual, generan mucha discapacidad y dependencia, alterando por lo tanto la calidad de vida. Por esta misma razón son llamados los “gigantes de la geriatría”.
También debemos considerar la Polifarmacia (no nos olvidemos que los ancianos pueden padecer 4 o más alteraciones de la salud, casi todas crónicas, por lo cual se encuentran polimedicados).
Otra condición importante es el aislamiento o soledad.
Según algunos autores, la soledad es una experiencia subjetiva, emocionalmente desagradable, que las personas tratan de evitar, (excepto, que se trate de una decisión propia, por ejemplo, poetas, filósofos, que deciden estar solos, para encontrarse consigo mismos, para acceder a una fuente espiritual y creativa). Aun teniendo una amplia red de relaciones y vínculos afectivos, la persona puede experimentar este sentimiento de soledad, si esa red (familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, clubes, etc.) no le proporciona la satisfacción que esperan.
Aparece entonces una diferenciación entre la soledad objetiva y la subjetiva. La primera hace referencia a la ausencia real de una red social de apoyo (no tiene a nadie). La segunda, soledad subjetiva, el sentirse solo, es el sentimiento de insatisfacción con las relaciones sociales existentes.
Podríamos decirlo de otra manera, la soledad puede reflejar la percepción individual subjetiva, de deficiencias cuantitativas (no tener suficientes amigos) o deficiencias cualitativas (carencia de relaciones íntimas con otros), en la red de relaciones sociales.
Me parece importante abordar el tema de la soledad, porque si bien, este sentimiento o emoción desagradable, puede presentarse a cualquier edad, adquiere características especiales en la tercera edad, donde también es frecuente otra patología, que está muy relacionada, como es la Depresión.
Ahora, bien, la pregunta que seguramente todos nos estamos haciendo y motivo de reflexión:
¿Estamos como sociedad o está nuestro sistema de Salud, preparado o adaptado, para enfrentar esta problemática, que indudablemente abarca otras áreas, como la política, económica, educacional?
¿Estamos realizando la prevención y planificación, necesarios, para la contención de este grupo etario, cada vez mayor, en el cual antes o después, vamos a estar incluidos?
¿Tenemos las instituciones necesarias, organizadas y gestionadas para estos objetivos prioritarios, es decir, la contención de aquellos que transitan y deberían disfrutar esta etapa de sus vidas?
Bueno, aprovecho para enviar un cordial saludo a los lectores y espero que sea de interés. Traté de sintetizar parte de la bibliografía consultada.




