Hoy se cumplen 154 años del viaje del «Mimosa»

 

El 28 de mayo de 1865 en Liverpool un grupo de 153 galeses comenzó un largo viaje de 13 mil kilómetros hacia la Patagonia movidos por el sueño de fundar la Nueva Gales y nacer sus hijos en suelo Americano.

El 28 de mayo de 1865 el primer contingente de galeses partió desde el muelle de Liverpool hacia la Patagonia. Aunque muchos de los 150 pasajeros se mostraban algo nerviosos ante tan largo viaje, todos estaban contentos de poder emprenderlo al fin, después de tanta demora.

Algunos de los pasajeros llevaban ya cerca de un mes en Liverpool, ya que el plan original había sido zarpar a bordo del «Halton Castle» el 25 de abril pero, llegada la fecha, el barco aún no había vuelto de un viaje anterior y no podría zarpar hacia la Patagonia. Al conocer la noticia, muchos pasajeros desecharon la idea. Aquellos que decidieron esperar, no podían permitirse la estancia en Liverpool, por lo que tuvieron que pedir dinero a Michael D. Jones y a su esposa, Anne, para poder pagar la comida y el alojamiento. 

Durante este tiempo, la Comisión de Emigración consiguió fletar el «Mimosa «, un pequeño velero que solía transportar té. El 24 de mayo de 1865, los pasajeros recibieron permiso para embarcar. Muchos de ellos provenían de las zonas industriales de Mountain Ash y Aberdare, mientras que sólo una pequeña parte era de origen campesino. Además de mineros y canteros, en el primer grupo también había un maestro de escuela, predicadores, un constructor y un médico. 

Antes de partir, decidieron elegir un Consejo, «Cyngor y Wladychfa», formado por doce miembros, un presidente, un tesorero, un secretario y un auditor, que serían los responsables del gobierno de la nueva comunidad. 

El 25 de mayo, el capitán del «Mimosa «, George Pepperrell, un joven de 25 años, anunció que estaba listo para levar el ancla. Cientos de personas, entre los que se encontraba el reverendo Michael D. Jones y su mujer Anne, se congregaron en los muelles para despedir a los pasajeros. Se izó la bandera galesa y los pasajeros cantaron un himno compuesto para la ocasión con la música del «Dios salve a la reina». Tras zarpar, el «Mimosa» se vio obligado a permanecer en el río Mersey varado durante tres días, a la espera de vientos favorables. Por fin, a las cuatro de la tarde del 28 de mayo, volvieron a levar anclas y el «Mimosa «comenzó su largo viaje hacia la Patagonia.

El inicio de la travesía estuvo plagado de incidentes: poco después de abandonar el río Mersey, el barco se vio golpeado por fuertes vientos y enormes olas. El tiempo se mantuvo relativamente en calma mientras atravesaron el Atlántico y hasta que alcanzaron las costas de Brasil, donde el barco se topó con otra tormenta. 

Además del mal tiempo, los pasajeros tuvieron que aprender a convivir con la monotonía de la vida a bordo, así como con la escasa calidad de la comida y el alojamiento. En una ocasión, el capitán ordenó que todas las mujeres se lavaran el pelo y se afeitasen la cabeza, lo que motivó un importante conflicto. Poco se sabe sobre las condiciones del barco, pero varios pasajeros cayeron enfermos y cuatro niños murieron antes de llegar a la Patagonia.

Así como hubo malos momentos, en el «Mimosa» también hubo ocasión de celebrar otros buenos , como el nacimiento de dos bebés: Mary y John Jones, de Mountain Ash, tuvieron un hijo, John, el 11 de junio; Aaron y Rachel Jenkins, también de Mountain Ash, tuvieron una hija, Rachel, el 15 de junio, apenas dos días después de la muerte de James, su hijo de dos años. Incluso se celebró la boda de William y Anne Lewis de Abergynolwyn en una ceremonia oficiada por el reverendo Lewis Humphreys. También se realizaron juegos y actividades lúdicas a bordo, al tiempo que los pasajeros se juntaban para contar historias y cantar. Cuando el barco cruzó el Ecuador, el 28 de junio, muchos pasajeros disfrutaron viendo cómo los miembros de la tripulación celebraron este hito. 

John Seth Jones escribió en su diario unas notas sobre este acontecimiento: «Anoche ocurrió la siguiente: dos marineros se pusieron barbas postizas, hechas de jirones de cuerda; hubo fuegos artificiales; los marineros se tiraban cubos de agua, etc. Tiraron agua a casi todos los pasajeros, excepto a las mujeres y niños. A mi me cayeron tres calderos de agua en la cabeza y me salpicaron varias veces. Me bajé antes de acabar, todo esto ocurrió antes de las nueve. Me fui a dormir al amanecer y dormí toda la mañana. Después de echarse agua unos a otros, tiraron cohetes al aire e hicieron parodias. Luego, los viajeros más respetables se fueron a tomar un trago con el capitán en su camarote y se dice que muchos de ellos acabaron bastante bebidos, aunque no daré nombres.»

El 26 de julio, después de casi dos meses en el mar, un miembro de la tripulación anunció que había tierra a la vista. El barco arribó a New Bay (Golfo Nuevo) aquella noche y por la mañana, los pasajeros subieron a cubierta para echar un vistazo a tierra. Al día siguiente, se avistó otro barco en las cercanías, el «Juno», y el capitán y Watkin P. Williams cogieron un pequeño bote para acercarse. No tardaron en regresar al «Mimosa » con Lewis Jones a bordo, quien seguidamente fue convocado para dirigirse a los pasajeros, que se mostraban felices. A continuación, Jones regresó a su barco y el «Mimosa » siguió su rumbo antes de echar el ancla en la bahía. 

Una pequeña tripulación se acercó a tierra aquella noche, pero el resto de los pasajeros tuvo que esperar un día más antes de poder pisar la Patagonia.

Fuente Biblioteca Nacional de Gales ✅

Blanca Juliana Mangini

Redacción

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