Aborto no, aborto si.

Una palabra, dos opciones, tan distantes, tan cercanas, y no lo tomen como una contradicción, porque la mujer que deba tomar la decisión, sea cual sea, convivirá con ella toda la vida. Si decide no abortar, el solo hecho de considerarlo como posibilidad, persistirá en sus pensamientos como una duda que le recordará las inseguridades que forman parte de cualquier persona y certifican nuestras fragilidades más exasperantes. Si decide si, el trauma psicológico que crea tal decisión no puede negarse y deberá ser afrontado con el apoyo necesario especializado en distintas etapas de su vida.

Pero aclaremos algo fundamental para entender la complejidad de un tema, que por su trascendencia y consecuencias, no se agotará en una votación. Estamos decidiendo a través de nuestros representantes si estamos a favor o no de la despenalización del aborto y no del aborto en sí mismo, que supera totalmente lo jurídico, científico, religioso, político o cualquier otro aspecto o concepto que pretendamos argumentar para defender una u otra posición.

La vida comienza con la unión de los gametos femenino y masculino. No estamos hablando de persona o ser humano, que tantas discusiones origina, pero indudablemente existen muchas probabilidades, de que si no se interrumpe la evolución de dicho embarazo, se transforme en el futuro en persona desde el punto de vista jurídico o ser humano desde lo humanístico.

El aborto es la interrupción del embarazo antes de las 22 semanas de gestación o antes de que el feto alcance 500 gramos de peso (OMS). Puede ser espontáneo o inducido.

Aborto inducido es la interrupción del embarazo mediante el empleo de medicamentos o intervención quirúrgica después de la implantación y antes de que el producto de la concepción sea viable de manera independiente.

Ahora otro concepto fundamental: Aborto inducido inseguro es el procedimiento para poner fin a un embarazo no deseado, que sea realizado por personas que carecen de las aptitudes necesarias o en un ámbito en el que no se cumplen los mínimos criterios médicos, o con la concurrencia de ambas circunstancias.

Efectos Psicológicos: la decisión de interrumpir un embarazo pone a la mujer en conflicto con los valores sociales, culturales y religiosos relacionados con la maternidad y es, por lo tanto, una decisión que ninguna mujer toma a la ligera. Los efectos psicológicos negativos que resultan de la práctica del aborto se aminoran en los países donde es legal, donde existe buena información y servicios médicos adecuados.

El riesgo de morir por aborto provocado depende fundamentalmente de la Situación Legal del aborto.

La sociedad, es decir, cada uno de los que formamos nuestra sociedad, estamos esperando la decisión de nuestros representantes, quienes decidirán si están a favor o en contra de una ley  fundamental por todo lo que implica. Pero esto no es definitivo, sino tal vez, en algún momento debamos ser nosotros quienes tengamos la responsabilidad de determinar si sigue adelante o no un embarazo, y aquí no se tratará de demostrar si somos más o menos progresistas, o que religión profesamos, o si pertenecemos a tal o cual organización o sector social. En ese momento seguiremos descubriendo quienes somos o queremos ser.

Este artículo no es tendencioso en lo más mínimo. Simplemente es una expresión más dentro de las numerosas que podrán emitir ustedes.

Saludos.

 

Blanca Juliana Mangini

Redacción

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