Georgina Enríquez sobre la enfermería: “no es para cualquiera”
Georgina Enríquez tuvo su primer contacto con la enfermería el día que nació su hijo prematuro. Hoy la profesional que brinda servicios en 28 de Julio comparte a través de El Valle Online sus desafíos y sueños dentro de esta vocación esencial que posee hace más de 20 años.
Cada 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería, en honor al nacimiento de Florence Nightingale, pionera de la enfermería moderna. En este contexto, Georgina Enríquez, enfermera con más de veinte años de experiencia, comparte su camino, motivaciones y reflexiones en torno a una profesión que, como ella misma define, “no es para cualquiera”.
Georgina no siempre supo que su destino estaba en la salud. “Yo iba a estudiar bioquímica”, cuenta a El Valle Online. Sin embargo, el nacimiento prematuro de su hijo fue un punto de inflexión: “Tuve mi primer contacto con la enfermería desde el rol de mamá. Me marcó tanto el buen trato, como el no trato. Y ahí supe que quería hacer una diferencia”.
Esa diferencia, explica, en una profesión donde el contacto humano es esencial, tratar bien no es un lujo, es una responsabilidad, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de brindar consuelo con una palabra, un gesto o una mirada: “El profesional médico muchas veces no tiene tanto contacto con el paciente. En cambio, nosotros como enfermeros estamos ahí, escuchamos, acompañamos, hacemos sentir al otro cuidado. Eso fue lo que me enamoró de la enfermería”.
Cuando se le pregunta qué sintió la primera vez que cuidó a un paciente, no duda: “Sentí la necesidad de proteger”. Su primer caso fue el de una persona en etapa terminal. “No se trataba solo de cumplir con una indicación. Se trataba de calmar el dolor, de estar presente. En especial cuando se trata de niños, es importante que el hospital no sea un lugar de trauma, sino un espacio donde se sientan contenidos”.
Georgina describe su trabajo con realismo y compromiso. “El mayor desafío es trabajar con pocos insumos. Enfermería es amor y arte. A veces no tenés ni una curita y tenés que ingeniártelas. Yo, por ejemplo, compro premios con mi propio dinero para que los chicos se vayan contentos después de vacunarse”.
También rememora lo vivido durante la pandemia de COVID-19: “Fuimos la primera línea de la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y la gestión de la salud. Abrías la puerta sin saber con qué te ibas a encontrar. Tenías miedo, pero tenías que transmitir tranquilidad. Fueron jornadas de 12 horas, sin descanso, sin certezas. Al volver a casa, debías desinfectarte de pies a cabeza antes de poder abrazar a tu hijo”.
Entre tantas vivencias, hay una que quedó grabada en su memoria: “Estaba trabajando en el hospital Libertador cuando atendimos a un chico de 13 años que había tenido un accidente en la ruta. Tenía la misma edad que mi hijo. Falleció en el momento. No pude hacer nada. Volví a casa y lo abracé pensando que podría haber sido él. Ese caso me marcó profundamente”.
En cuanto al rol de la tecnología en la actualidad, Georgina valora su impacto: “Hoy todo lo que es capacitación, planificación de vacunación y contingencia es digital. Es una herramienta clave para seguir actualizándonos y brindar mejores cuidados”.
Cuando se le pregunta qué consejo le daría a quienes están pensando en estudiar enfermería, su respuesta es clara: “Esto es vocacional. No se trata solo de conseguir trabajo, sino de tener verdadera empatía. Si no te nace el cuidado al otro, no es el camino. Pero si tenés esa sensibilidad, este trabajo puede darte muchas satisfacciones”.
Consultada sobre si la sociedad valora hoy más el rol de la enfermería, responde: “Después del COVID, la mirada cambió un poco. Antes todo era para el médico. Hoy se agradece más. Y aunque no trabajamos por el ‘gracias’, recibirlo te llena el alma”.
A pesar de su trayectoria, Georgina sigue proyectando: “Mi meta es hacer el doctorado en Enfermería. A mis 43 años, sigo soñando. Sé que no es fácil porque no hay muchas opciones en el país, pero lo voy a lograr. Es el camino que elegí y que amo profundamente”.
Día a día, miles de enfermeras y enfermeros como Georgina sostienen con su vocación los pilares del sistema de salud. En esta fecha, su compromiso y entrega merecen ser visibilizados, reconocidos y valorados.