Luis espera una respuesta

Luis Orlando Rufino llega todos los días a la fábrica Soriano S.A. Lo hace del brazo de alguno de sus compañeros porque perdió la visión del ojo derecho. En este lugar trabaja desde junio de 1980.

Sus tareas en la planta procesadora de algas iniciaron en el galpón de tierras filtrantes que se utiliza para tamizar la gelatina.

El primer jefe fue Federico Smith, y alguno de sus entrañables compañeros pertenecen a las familias Figueroa, Montesino y Owen.

Era la época en que la firma de Gaiman lideraba en Argentina la producción de Agar Agar un gelificante natural.

Al cumplir 40 años, y en la tarea de lavar algas y sacar paños, la tierra filtrante afectó su vista y hasta le sacaron una astilla del ojo derecho.

“Es el recuerdo de Soriano” expresa Luis Rufino a El Valle Online revelando en manos y brazos las marcas por quemadura de ácido ante la falta de elementos de seguridad.

“Y así no me quiere pagar el viejo sinverguenza” resalta.

Sin embargo, y aún con dificultad por su visión, estos últimos 10 años trabaja a cargo del secador de paños.

Mientras en su casa todos los días lo espera Elda Domínguez, la madre de sus hijos Omar y Jorge. Todavía no tienen nietos pero en el barrio Gaiman Nuevo son los abuelos del corazón.

Hoy Luis Orlando Rufino de 66 años reclama por sus derechos laborales frente a la fábrica que contiene parte de la historia de su vida. El lugar de trabajo donde perdió la visión. Desde mayo de 2018 espera una respuesta.