Carlos Ferrari: «me gustaría tener una idea superadora a El Riflero a ver que pasa»

El escritor de Bryn Gwyn, Carlos Dante Ferrari, charló con El Valle Online respecto del lanzamiento de la sexta edición de su célebre obra literaria, El Riflero de Ffos Halen. Anticipó -durante una cálida entrevista en sede del Touring Club Trelew-, que hay otra novela próxima a publicar aunque reconoció que la novela ambientada en la colonia galesa del Chubut fue la que mayores satisfacciones le dio.

Ferrari se consagró a nivel nacional e internacional por sus novelas y poesías. En el certamen literario del Eisteddfod del Chubut, obtuvo las máximas distinciones. Si bien ya no participa de ese festival en el último tiempo, atesora recuerdos de sus coronaciones en épocas de mayor esplendor de aquel  evento.   

Ferrari le contó a este sitio que su esposa, Verónica Halliday, posee una extraordinaria biblioteca y que cada noche disfrutan de compartir la lectura, cada uno con su libro, para luego comentarlos mutuamente.
– ¿En qué  momento de tu vida surgió escribir El Riflero de Ffos Halen?
 Tardíamente. Contra lo que muchos creen, esta no es mi primera novela. La primera la escribí a los 25 años. Es un manuscrito que guarda toda una anécdota: estuvo extraviado durante más de 40 años.
Por mis estudios y mi trabajo no tenía mucho tiempo de escribir, así que opté por escribir cosas más breves, mayormente poesía; la narrativa la había dejado algo de lado.
Cuando regresé al Valle Inferior y empecé de nuevo a recorrer los viejos parajes y con más tiempo de lectura, quise interiorizarme un poco más y dije: ´no puede ser que una historia como la gesta galesa no tenga una película o una novela´. En 1999 me nació la idea de escribirla. A partir de la lectura un poco inorgánica que estaba haciendo, decidí hacer un trabajo sinóptico de cinco páginas que tuviera una cronología de todos los hechos más importantes -incluyendo antes de la partida del Mimosa-, hasta 1905, es decir, 40 años después del desembarco. Ya teniendo una macro-visión de toda la gesta en su parte histórica, necesité para mi novela un personaje que atravesara por todos esos episodios sin modificarlos, como testigo privilegiado.
De golpe comenzaron a engarzarse los nudos. Pensé en un muchacho joven, incluso en la vida de David Williams que tuvo esa muerte tan trágica en el desierto, y que su derrotero podría justificar una historia de amor.
Ahí decidí crear esa historia de amor con Megan en el barco de cuyo idilio nace Randall (el personaje central). El problema era que se trataba de un hijo nacido fuera del matrimonio, algo que en la colectividad galesa, que era muy victoriana y de una moral muy estricta, era una cosa mal vista. Providencialmente leo a Abraham Mathews que cuenta que en ese tiempo las reglas morales eran concretas y que en ese marco había habido un solo hijo nacido fuera de una estructura matrimonial. Después leyendo el relato Hacia Los Andes de Eluned Morgan, me encontré que en su viaje , al llegar a la zona de Ffos Halen, hicieron una posta donde se encontraron con un muchacho muy bueno, -según narra ella-, solícito, que ayudaba a los viajeros a cruzar el río en bote. Con eso ya tenía a ese muchacho para el personaje en ese enclave. Por último, en la lista oficial de los rifleros decía que eran 29 con sus nombres más un soldado desconocido.
-¿Por qué  Ffos Halen?
 
Quise encontrar un punto que uniera el valle con la meseta, esos dos mundos, esos dos confines. Así encontré todos los espacios que me ha dejado la historia para insertar a Randall Ivor Thomas en la novela.
¿Hubo situaciones de gran satisfacción personal surgidas a partir de esta novela?
Muchas. quizá una de las más emocionantes fue que me abrió las puertas literarias en Gales. Un día, en la librería Morón, Miguel, su propietario, me dijo que había recibido un pedido de mi novela desde la Biblioteca Nacional de Aberystwyth, cosa que me sorprendió muchísimo. Evidentemente alguien del valle había comentado allí sobre la existencia de esta novela. A raíz de ello, estando la novela en Gales alguien en particular dijo que sería bueno traducirla. Entonces hablaron con un dramaturgo y escritor muy famoso, Gareth Miles, y le preguntaron si estaba interesado. Este señor vino a la Patagonia. Luned Roberts, organizó el encuentro entre él y yo en un pequeño ágape en Gaiman. Miles me dijo de su interés en traducir la novela y si yo lo autorizaba. Le dije que sí, que encantado, aunque le advertí de mi imposibilidad de pagarle un trabajo así. Él hablaba muy bien en castellano y me dijo que me despreocupara, que de eso se encargaría en Gales. Y efectivamente financió el trabajo el Consejo Nacional del Libro. Un año después la novela fue traducida y me invitaron a Gales para presentarla, hecho que se concretó en julio del 2004. Allí fue declarada la novela del mes por el Consejo Nacional del Libro y me incorporaron al cortejo ceremonial del Gorsedd (Círculo Bárdico). Esa fue una de las emociones más grandes.
Cuesta mucho clasificar el valor emocional de los hechos, pero la verdad es que el primer hecho importante para mí fue en el 2001, tras enterarme que había sido finalista del premio La Nación, ya que estuvo entre las cinco finalistas entre 455 novelas presentadas en el premio Revelación.
– Habitualmente recorres el valle junto a Verónica: ¿los ves imaginariamente a los personajes de ´El Riflero´ entre el paisaje? 
 
Casualmente el fin de semana estuve en 28 de julio. Con Verónica solemos perdernos entre los caminos del valle. Me pasa que se da una superposición del paisaje con las sensaciones. Eso me pasó cuando escribí el poema ganador del eisteddfod (de 1987) «Donde estaban los surcos» . En un tiempo donde el valle estaba muy abandonado, había mucha migración al pueblo y todavía no estaba el aluvión de la inmigración actual, me encontré con un álamo entre la meseta y el valle, cerca de una zanja en La Angostura, entre las piedras, era algo exótico. Pensaba que pudo haber sido plantado por un colono hace muchos años y allí persistía, como un símbolo de la esperanza que sobrevivía a pesar de lo que pasaba. Entonces me imaginé al hombre con la pala haciendo el pozo y poniendo la estaca. Todo eso que escribí está relacionado a eso, al esfuerzo, a la esperanza, a la Fe,  que es lo que salvó a la colonia.
– ¿Qué contenido sociológico tiene El Riflero de Ffos Halen? 
Cuando fui a Gales en el  2004 a presentar el libro, esperaba encontrar un poco al viejo galés que yo recordaba de mi juventud y me encontré que de eso quedaba muy poco. Para explicarlo con un ejemplo contrafáctico: imaginemos que en 1865 un grupo de 150 argentinos decide fundar una colonia en Alaska y allí se quedan y recuerdan sus costumbres, su idioma, su cocina, en fin, pero quedan aislados de la Argentina que a su vez, ésta sigue transcurriendo. Entonces 150 años después viaja un argentino a esa colonia de Alaska y se encuentra con gente que tiene una forma de hablar, de pensar y de mirar la vida como era hace 150 años. Eso me pasó cuando viajé a Gales. Esperaba encontrarme allí con los viejos galeses, sobre todo en el ámbito  rural, más ya no era la misma gente que se vio aquí. Con ese tiempo de diferencia se notaba en el habla, en los giros idiomáticos, las costumbres, en la incorporación de la tecnología y demás.
En cambio, el galés que perduró acá, el galés que nosotros sabemos del Chubut, representa un galés de colección, a la antigua, de los que ya no se ven en Gales ni en las otras colonias galesas en el mundo. El cambio fue dramático.
Incluso el  idioma de aquí es único. Sucedió en el Chubut que hubo chicos con papá del norte de Gales y madre del sur, entonces salió un lenguaje mezclado. Eso no lo vi en Gales, donde en cada cantón, en cada valle tienen sus propios giros pero no se mezclan. Incluso aquí he conocido galeses trilingües (galés, castellano e inglés).
-¿Qué señal  te da el hecho de que ´El Riflero´ haya sido editado ya 6 veces, a diferencia de tus otros 9 libros publicados que tuvieron una sola edición?
A la vez de ser inesperada y agradable, debo confesar que también tiene su cuota de ́condena ́ para un escritor. Dicen que García Márquez se fastidiaba mucho cuando le hablaban siempre de ´Cien años de soledad´, como si hubiese sido el único libro que escribió, pero fue sin dudas la obra que más popularidad le dio a él. El escritor siempre quiere superarse, dar una vuelta de tuerca y poder narrar así distintas cosas. A mí me pasó de contar historias muy disímiles: la historia de un camionero, un fotógrafo, una familia gaimense muy extraña, en fin. Cuando escribo me gusta la variación como un desafío para seguir aprendiendo y experimentando con el relato, la poesía, el cuento y la novela. Uno siempre tiene una novela en marcha. Me gustaría tener una idea superadora a El Riflero y ver qué sucedería. Por eso no dejamos de seguir produciendo.
Por Meirion Griffiths redacción El Valle Online. 

Blanca Juliana Mangini

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