José Dopazo: “gracias al apoyo de la gente que atendí y traje al mundo, estoy bien y luchando”
Constantino José Fernández Dopazo “Pepe” nació en Recoleta -Buenos Aires – el 17 de julio de 1938. Sus padres eran inmigrantes españoles llegados de Galicia. Mientras colaboraba en el negocio familiar, cursaba los estudios en la Universidad Nacional de La Plata. “Pensaba ser Ingeniero Naval, pero mi madre se enfermó, por el año 54, tenía el mieloma, y el doctor dijo que no tenía solución. Encima no había muchas drogas. Le hicieron terapia radiante. Vi el sufrimiento de ella. Ahí me decidí a estudiar medicina” afirmó a El Valle Online.
A los 20 años realizó el servicio militar, y la finalización de sus estudios se extendió hasta los 27 años. En ese entonces conoció a Norma. “Fue un noviazgo de 57 años” resalta sobre su esposa y madre de sus hijos. La joven familia vivía en Lomas del Mirador, y el nuevo doctor ingresó ad honores en el Hospital Luisa C. de Gandulfo de Lomas de Zamora donde llegó al puesto de 2do jefe de Emergencia y Cirugía. Hasta que un practicante de nombre Horacio Martínez, hijo de Nieve Orive, fue quien en el año 1968 lo convenció de ir a la Patagonia. Precisamente, a Gaiman.
Hoy “Pepe” con 82 años resalta que fue “muy feliz” en Gaiman. Tiene dos hijos. Fue director del Hospital Rural John Evans, Intendente de Gaiman, profesor del Colegio Camwy y presidente de Gaiman Fútbol Club cuando salió por primera vez campeón en 1973. Viajó por toda la Argentina, en carpa, en casilla rodante y en avión. “Solo me falta conocer los países asiáticos” afirma. También hizo numerosos partos y cirugías y luego de 53 años de cuidar la salud de miles de personas, hoy se encuentra ante otro gran desafío. Su propia salud.
“Lo peor que me pasó fue en el año 2020, fue terrible” señaló. “En marzo me había anotado para ir a Comodoro Rivadavia y operarme la vista, y por el COVID no vino el especialista de Buenos Aires. Después yo trabajaba muchísimo en la clínica, y viene Jorge Pes, y me dice <mirá Dopazo dejá por un tiempito, haber que va a pasar con esta enfermedad, por tu edad>, y ahí me cortaron una parte de mi cuerpo. Mi distracción. Mi trabajo” se lamentó.
Ese mismo mes el doctor de la Avenida Eugenio Tello se hizo su propio análisis de rutina, “y estaba perfecto” afirma. “Después, en diciembre había bajado de peso y me llamaba la atención. Me hice unos análisis y cuando los vi y los comparé con los de marzo, ahí si casi me muero, acá estoy sonado. Lo fui a ver al oncólogo Oscar Gómez y me hizo el diagnóstico de la enfermedad” recordó.
Hoy “Pepe” está acompañado por la familia de sus hijos y todos los días recibe el cariño de sus nietos. “La enfrenté la noticia, no angustiando tampoco a la familia. Más de lo que lo estarán, porque hace un mes atrás les dijeron <tu papá hasta el domingo no llega>. Era así la realidad. Pero salí adelante. Y acá estoy, con ganas, si pudiera de trabajar. Pero esta enfermedad me trajo otro problema con los tratamientos. Me disminuyó mucho la vista. Así que también me cortaron las piernas. No manejo” sostuvo.
En cuanto a su situación de salud es estable por la respuesta favorable al tratamiento, y por todas las personas que donaron sangre. “Tuve una vida de mucho sacrificio, dedicación al trabajo y dedicación a la gente, y creo que no la he defraudado” resaltó el doctor, y afirmó que “gracias al apoyo de toda esa gente que yo he atendido, que yo he traído al mundo, hijos de esas madres, que algunas fueron alumnas mías del Colegio Camwy, me vinieron a dar sangre en este difícil momento que estoy pasando, que por suerte gracias a Dios, estoy bien. Han mejorado los parámetros en la sangre. Y bueno, siempre luchando” expresó.